Hace ya algún tiempo que la palabra pareidolia se ha puesto de moda gracias a programas como Cuarto Milenio. Formas caprichosas de la naturaleza que influenciadas por los condicionantes sociales y culturales nos sugieren una segunda lectura de la realidad y a las que desgraciadamente y de forma menos caprichosa no ha podido escaparse el diseñador.
En algunos casos todo es cuestión de falta de habilidad del creador, pero en muchos otros, es el paso de los años, el entorno social, el idioma, o determinadas noticias concretas los que convierten en poco afortunado el diseño de una marca.
El buen diseñador corporativo, hace en cada trabajo un profundo ejercicio de síntesis, confiando precisamente en esa capacidad que tenemos los humanos de percibir donde no hay, de captar la sugerencia y la insinuación o de llenar espacios vacíos con nuestras propias vivencias. Sabemos que el color y la forma han adquirido culturalmente un conjunto de códigos que utilizados con habilidad vehiculizan al espectador en una determinada dirección, pero, ¿Qué ocurre cuando esos códigos mutan o evolucionan? O simplemente la subjetividad de nuestra creación escapa a nuestro control y los demás encuentran lo que nunca pusimos. Es en ese momento cuando llega el desastre, cuando todas las ventajas de la abstracción se vuelven despiadadamente en nuestra contra, y digo despiadadamente porque una vez que el receptor del mensaje ha fijado una idea, ”ha visto”, jamás se desprenderá de ella.
He aquí algunos ejemplos, en algunos casos de torpezas manifiestas y en otros, fruto de las circunstancias sociales.
1. Instituto de Comprensión islámica 2.farmacia Kudawara 3. Instituto Brasileño de Estudios Orientales 4. la-Comisión de la Juventud de la Archidiocesis de la Iglesia Católica 5. Madrid 2020 6. Moda A-Syle
Pero ojo, no sólo debemos tener cuidado con las formas, no estaría de más que echáramos mano al diccionario cuando seamos responsables de la creación de un nombre o marca, nunca se sabe lo que puede significar para quienes manejan otro idioma. Incluso usando el mismo, por poner un ejemplo, sólo tenemos que pensar lo que significa una palabra tan común para los españoles como “coger” en Hispanoamérica.
No olvidemos que un diseñador es algo más que ese señor que maneja muy bien el ratón y tiene ciertas dotes para dibujar. De nada sirven los conocimientos técnicos si nos olvidamos de que ante todo debemos ser ciudadanos del mundo, empapados de la cultura presente y pasada y que de vez en cuando no está mal echar un ojo a los principios de la Gestalt o repasar un libro de Arnheim.
José Manuel Cortés