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El blog de José Manuel Cortés


Evaluar en el mundo del “elearning”

Evaluar en el mundo del “e-learning

Socrates.

Socrates. Museo Capitolino – Roma. Foto de Araldo de Luca

Hace unos días en un mensaje del foro del curso que estoy realizando, planteaba lo difícil que es evaluar, y es que, viendo cómo está el mundo de polarizado, albergo muchas dudas tanto sobre mi conocimientos, como sobre mi criterio e imparcialidad a la hora de juzgar las cosas. A medida que mi edad aumenta más me acerco a la famosa frase de Sócrates “sólo sé que no se nada”.  Sabemos que la experiencia nos hace más sabios, pero también mucho más conscientes de nuestras propias limitaciones.

De cualquier modo, cada día, todos tenemos la mala costumbre de evaluar y juzgar todo lo que nos rodea, cada uno con nuestra propia visión y a menudo con visiones encontradas.

Así que, cuando la misión de evaluar forma parte de la profesión de uno, no queda más remedio que aguantar con resolución el vértigo que supone el intentar afrontar con honestidad el hecho de ser conscientes de que la imparcialidad, por mucho que queramos no está  del todo a nuestro alcance.

La escultura, llamada “Las balanzas de la justicia” es una obra de Nicolas Mayer, escultor francés del XIX.

Se dice que la justicia debe ser ciega, pero hace mucho tiempo que nos enseñaron a los docentes, que la superación y la evolución es mucho más importante que la fría adquisición de conocimientos. Que para evaluar a un alumno debemos saber de dónde parte y a donde ha llegado, que debe ser tan importante la actitud como la aptitud.  Y es aquí donde surge de nuevo nuestro debate interno ¿Qué sería de nosotros con médicos muy dispuestos y poco preparados? ¿Qué sería de nuestra civilización con arquitectos e ingenieros muy trabajadores y esforzados pero poco avezados en matemáticas y visión espacial? De nuevo dónde está la frontera.

Sumemos a esta ecuación, el surgimiento de las nuevas tecnologías, la educación on line, las aulas virtuales, los sistemas automatizados de evaluación (test y otros) y con ellos el incremento del  anonimato de profesores y alumnos.  Desde el nacimiento de las redes sociales, hemos sido testigos de cómo personas aparentemente normales, integradas y pacíficas, son capaces de” incendiar” foros de debate de las más diversas plataformas. Y es que la red, a menudo oculta nuestra verdadera cara y nos permite convertirnos en personajes distintos a los que somos y además disfrutamos con ello, como ya demostró hace algunos años el mundo virtual on line “Second Life”, que en poco tiempo tuvo millones de usuarios en todo el mundo.

 

 

Así que,  una vez que me he tenido que colocar en el papel del evaluador “virtual”, sólo puedo  decir que si antes era una tarea dificultosa, ahora, que uno desconoce quién está al otro lado del cable de internet, se hace verdaderamente complicado.

Muchos pensarán que más bien al contrario, que el entorno frío permite ser más imparcial y libre a la hora de brindar opiniones, consejos y críticas. Que el hecho de no tener un interlocutor mirándonos a los ojos, nos permite ser más duros cuando hay que serlo. Pero es que, como ya he dicho antes  debemos también valorar las actitudes, el esfuerzo, la constancia, la intencionalidad, los valores, los conocimientos previos, las limitaciones personales, etc.  Y si queremos desarrollar bien nuestra tarea, debemos hacer  un poco de detectives, construyendo “perfiles” a partir de los retazos, que una foto, un video, un comentario dejan entrever  de aquel al que evaluamos.

Ante cada nuevo reto deben surgir nueves soluciones, y no quiero que esta reflexión tenga un carácter derrotista y hacer ver que, si bien todavía imperfectos, cada día se van articulando nuevos cauces para mejorar las situaciones planteadas, que he ido descubriendo a lo largo de este curso:

  • Los tutores de curso: que permiten descargar las tareas de los docentes reduciendo la ratio de alumnos y fomentando el trato personal (aunque sea virtual)
  • Los Comentarios de retroalimentación: que suavizan los fríos parámetros de evaluación, con consejos, mensajes de ánimo y cercanía.
  • La multimedia: que enriquece la comunicación, con imágenes, esquemas interactivos, sonidos y videos.
  • Los foros: que facilitan la reflexión, llenándose de opiniones diversas, visiones encontradas y afines, y a menudo soluciones imaginativas.
  • Los talleres: que diluyen la parcialidad al facilitar la evaluación de los trabajos por varias personas (profesores y alumnos).

 

Plataformas educativas

Imagen extraida del blog: Hackea tu educación

No sé si el mundo que estamos creando, será mejor que el anterior, pero lo cierto es que aquí está, y que plataformas como Moodle, nos brindan la oportunidad de explotar sus nuevas posibilidades, y que en este esquema de cosas la labor del tutor virtual es el engranaje indispensable para unir y hacer más amigable la relación del hombre con la máquina. 

Yo desde aquí, desde mi posición encontrada de Licenciado en bellas Artes, que ha terminado siendo profesor de Medios Informáticos,  sólo puedo dar el consejo que cada día doy a mis alumnos: “Usa la máquina como un boli,  un pincel, una cámara… Avanzados, pero no dejes que jamás la máquina te use a ti. Porque la máquina no piensa ni tiene sentimientos”.

No puedo reprimir hacer una reflexión final con respecto a la parte de actividad práctica que supone la realización de este artículo, y es que después de todo me queda la sensación de que en cada una de las actividades desarrolladas, nos hemos sentido obligados, al menos yo. a introducir “con sacacorchos” los elementos exigidos para recibir la máxima puntuación. Esto termina convirtiéndose en una competición por la nota, que no siempre va unida a la eficacia y la adecuación. Por ejemplo en este caso, me he visto obligado a introducir más material audiovisual que el que precisaban mis palabras (aunque, consciente del menoscabo que va a suponer en mi calificación, me he negado a hinchar todo de pantallazos del curso y de análisis pormenorizados de cada actividad, centrándome en la esencia de lo que entiendo por e-learnig). Del mismo modo, he visto, como en la elaboración del taller 2.2. Todos los compañeros a los que he tiendo que evaluar, se han decantado por la publicación de un video-tutorial. Albergo ciertas dudas sobre si su motivación ha sido la búsqueda del medio más eficaz para contar las cosas, o la búsqueda del entorno que pensaban más encajaba para la superación de la práctica.

Creo que el tutor, debe tener personalidad propia y propio estilo y manera de hacer las cosas, no es bueno sentirse demasiado atado a normas y criterios, y no es bueno que decidan de antemano, que debe contener cada una de las prácticas. ¿No sería más adecuado plantearse lo que no se debería hacer o se debe evitar?

 

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-CompartirIgual 4.0 Internacional.

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