17centímetros

El blog de José Manuel Cortés


Mac-itos y PC-ecitos

Recuerdo aquellos tiempos del comienzo de mi andadura por el mundo del diseño gráfico, allá por el año 90. Con la carrera de Bellas Artes recién acabada, mucha ilusión y el convencimiento de que no sabía nada y que me esperaba un inmenso mundo por descubrir. Hoy, tras 18 años de profesión, y el “culo quemado por el humo de mil batallas” sé muchas cosas, pero la principal, es que por mucho que me empeñe nunca tendré la “ciencia infusa” que a muchos les sale de dentro, que emana por sus poros y se escapa a borbotones en cada cosa que crean.

Probablemente por este motivo me hice profesor, pues tras estos años, lo único que puedo trasmitir es conocimiento y experiencia, y ayudar a que aquellos que nacieron con esa magia, sepan sacarle todo el partido y a que los que no, sean al menos buenos profesionales.

En el año 90, raro era el estudio que se apoyaba en los medios informáticos. Recuerdo mi primer “training” en el estudio de Pepe Cruz (Cruz Novillo), en el que nuestras únicas herramientas eran el “letraset”, el “x-acto”, el “rotring” y la Repromaster. Todo era artesanía, meticulosidad y paciencia, y el tiempo contaba de otra manera.

Luego vinieron los Mac y los PCs y lo inundaron todo. La manzanita se convirtió en la enseña del diseño gráfico, y aun me asombro de que con 4 mb de ram y 40 de disco duro pudiéramos sacar el trabajo adelante a 33 megahercios. Pero así era…

Y es que amigos, el diseño no está en las máquinas, ni en las herramientas que usamos, sino en nuestra creatividad y nuestra capacidad de improvisar y resolver problemas.

Que nadie diga que esto es de “Perogrullo” porque hoy en día, a muchos se les olvida y al final es la herramienta la que piensa por ellos, por lo que, en vez de imaginar una idea y luego tratar de averiguar cómo ponerla en práctica, se dejan llevar por los nuevos botones y por los aciertos casuales resultantes de la superposición de elementos en la pantalla.

Digo todo esto, y así entro en materia, porque creo firmemente en el hecho de que la herramienta no es más que eso y que aquellos que se sienten ofendidos por la democratización de los programas gráficos se equivocan.

Antes, aquel que no tenía un Mac no era un profesional y hoy en día hay quien sigue pensándolo, mientras del otro lado surgen como setas aquellos que sin ninguna base dicen eso de “yo también soy diseñador”, claro… ahora todo el mundo diseña.

Los tiempo de de la hegemonía del Cuadra, la serie 7000, y los primeros G, han pasado a la historia y yo hace tiempo que me pasé al PC, no se si por llevar la contraria o por una simple cuestión práctica.

Cierto es que los Mac están mejor hechos, que nacieron para esto, que por lo general duran más, que sus sistemas operativos son estupendos, que la “bombita” aparece menos veces que la pantallita azul de Windows y que su antigua arquitectura SCSI combinada con los procesadores RISC de Motorola los hacía insuperables.

Pero es igual de cierto que el software es más limitado, su precio mucho más alto y que hoy en día sus “chichas” cada vez se parecen más a las de un PC.

Para aquellos como yo, a los que les gusta enredar, y meternos en los entramados de códigos y configuraciones, para los que nos gusta trastear con cables y con el “quita y pon” de las ranuras de expansión, el PC hoy en día ha aunado el disfrute del técnico con la pasión del diseñador. Y es que, los programas son los mismos, y en igualdad de condiciones económicas, las máquinas PC son mucho más potentes.

En fin, que yo sigo llevando la contraria a aquellos elitistas que consideran el Mac como un símbolo de clase, y que miran por debajo del hombro a los PC-citos, considerándolos de segunda categoría y poco profesionales, Pues al final… echando de nuevo la vista atrás, uno recuerda que con un “Cutter” y una hoja de Transfers se hacían milagros, que los ordenadores son sólo una herramienta y que la creatividad no reside en lo potentes que son o en lo que saben hacer sino en quien los maneja.

Y ahora os voy a dejar, que voy a quitar el polvo a mi viejo G3, que de vez en cuando “me pone” usarlo.

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